Argumentos sobre la existencia de Dios

¿Por qué existe algo en vez de nada?

¿Por qué existe el universo y por qué es como es?

“Evidentemente, ahora existe algo, y el algo no deriva de la nada.” (Epicuro)

¿De dónde provienen el orden y la armonía del universo?

¿Tiene sentido creer que todo surgió y se desarrolló por casualidad?

“El orden, la proporción y la armonía nos maravillan. Dios es puro orden. Es la fuente de una armonía general.” (Leibniz)

¿Qué es el sentido de la vida? (alegría, búsqueda de satisfacción…)

“En lo más profundo de cada alma humana hay un hueco con forma de Dios.” (Pascal)

¿Por qué siente el hombre la necesidad de relacionarse con otros bajo el sentimiento del amor?

¿Por qué hay tanta injusticia? ¿Existe la Justicia Final?

¿Si la vida no es más que una lucha cruel por la sobrevivencia, de dónde vienen determinados valores como el amor por la belleza y la armonía?

¿Por qué existe la moral y la conciencia?

¿De dónde proviene el libre albedrío?

¿Por qué hay en el hombre la añoranza básica por lo infinito y la perfección?

¿Por qué vivimos si un día tenemos que morir? ¿Es posible que después de la muerte no haya nada?

¿La fe de tanta gente en un ser supremo puede no tener base alguna?

¿Qué opinan los científicos sobre el espíritu humano? ¿Es acaso mero producto de la evolución de la materia?

¿Todos los procesos espirituales y mentales, incluso la conciencia de uno mismo, son el mero resultado de reacciones bioquímicas?

¿Cuál es la finalidad de todos estos argumentos? ¿Qué peso tienen estas pruebas?

¿Si la existencia de Dios es cosa de fe, entonces, por qué nos ocupamos de tales argumentos?

ALGUNAS OBJECIONES

“No creo en Dios, un viejo de barba blanca encima de una nube.”

“La ciencia rebatió la existencia de Dios. Dios fue sustituido por la ciencia, que da respuestas satisfactorias a todo.”

“Yo creería en Dios, si se me apareciera cara a cara.” “Quiero ver un milagro.”

“¿Si Dios es omnipotente y bueno, por qué existen aún la maldad y el sufrimiento?”

1. INTRODUCCIÓN

A lo largo de la historia, muchos filósofos y teólogos han reflexionado sobre la cuestión de la existencia de Dios. Se han recogido varios argumentos a favor y en contra. Este tratado no contiene una lista de todos ellos junto con su valoración, ni de pruebas indiscutidas sobre la existencia de Dios. Pero esperamos que lo escrito ayude a algunas personas a descubrir por sí mismas las razones de su credulidad o incredulidad. Mucha gente busca entender profundamente el sentido de la vida, la verdad, los misterios de lo humano así como los diferentes aspectos de la realidad, pero se detiene ante la idea de que la fe en Dios y la razón sean dos cosas incompatibles. Quisiéramos ayudar a resolver esta tensión y demostrar que la creencia en Dios no proviene de una carencia de pensamiento. Al contrario, quien reflexiona profundamente puede reconocer que la vida es más que este mundo material y pasajero, y que la verdad es más que una idea abstracta. He aquí una importante observación inicial: El reconocimiento de la existencia de Dios toca al hombre en lo más profundo de su ser y le obliga a adoptar una posición. De hecho, la aceptación de la existencia de Dios significa renunciar completamente a una vida incrédula y egoísta y aspirar a la piedad. En la mayoría de los casos, es necesario abandonar el orgullo y el poder alcanzado en este mundo. Requiere, además, humildad para aceptar su pequeñez y debilidad. Los argumentos pueden ayudar a una persona a aceptar la existencia de Dios, pero la piedad depende de la libre decisión de cada uno. No se puede forzar a nadie mediante argumentos; depende del espíritu abierto y de la actitud de cada persona. Mucha gente no acepta a Dios porque no quiere cambiar su vida. Hay que añadir aquí que la aceptación de la existencia de Dios no puede igualarse a la fe en Dios. Esto último significa tener una relación cotidiana con Él y vivir acorde a su voluntad.

2. ALGUNAS OBJECIONES

En primer lugar, vamos a mencionar algunas razones frecuentes de por qué los argumentos a favor de la existencia de Dios no tienen la misma validez e importancia para todos. 2.1. Mucha gente está desilusionada por la imágen primitiva de Dios creada por varios grupos religiosos tradicionales, que afirma que “Dios es un viejo de barba blanca encima de una nube”. ¿Pero, cómo es verdaderamente el ser de Dios en quien creemos? 2.2. A menudo la gente busca pruebas científicas sobre la existencia de Dios. Pero, ¿puede la ciencia realmente probar o rebatir la existencia de Dios? ¿Es posible sustituir a Dios con la ciencia para obtener respuestas satisfactorias para todo? 2.3.“Yo creería en Dios si se me apareciera cara a cara”. ¿Crees que te harías creyente por ver un milagro? 2.4. Mucha gente no cree en Dios debido al “problema de la maldad” y dicen: “¿Si Dios es omnipotente y bueno, cómo es que aún existen la maldad y el sufrimiento?”

3. TIPOS DE ARGUMENTOS

Existen muchos argumentos diferentes, por ejemplo, los clásicos cinco argumentos de Tomás de Aquino o varios más. En nuestro tratado no queremos usar términos demasiado abstractos ni argumentaciones filosóficas complicadas. Vamos a partir, más bien, de algunas preguntas básicas a los que cada persona espera una respuesta satisfactoria. El tema de la existencia de Dios no es una idea abstracta, lejos del pensar humano, sino que está conectado con las más profundas reflexiones y cuestiones acerca de nuestra existencia y la del universo, de la vida y la muerte, del pecado y el sufrimiento, de la bondad y la maldad. Vamos a usar los siguientes tipos de argumentos:

3.1. Argumento de la existencia:

  • ¿Por qué existe algo en vez de nada?
  • ¿Por qué existe el universo y por qué es como es?

Formulamos el mismo argumento de dos modos diferentes:

3.1.1. El argumento de la existencia independiente.

“¿Por qué existo?” Consideramos que nuestra existencia es un regalo. Del mismo modo, todas las cosas del universo existen porque recibieron su existencia de algo o de alguien. Creemos que el universo surgió de un impulso externo y que el que le dio este impulso tiene que ser independiente de todo lo demás e invariable, por encima del espacio y del tiempo.

3.1.2. El argumento general de la causalidad.

En la vida de todos los días, estamos acostumbrados a ver una razón o causa detrás de cada cosa que sucede. ¿Por qué abandonar ese punto de vista al buscar una causa final de la existencia del universo entero? No tiene ninguna lógica decir que el universo se originó a sí mismo o que simplemente existe sin razón alguna, ya que su causa debe ir más allá. Hace mucho tiempo, Epicuro afirmó “Evidentemente, ahora existe algo, y el algo no deriva de la nada.”

3.2. El argumento del diseño:

  • ¿De dónde proceden el orden y la armonía en el universo?
  • ¿Tiene sentido creer que todo surgió y se desarrolló por casualidad?
  • ¿Cuál es la finalidad de todo? ¿Este mundo maravilloso no tiene sentido alguno?

En la naturaleza, encontramos un orden muy complejo y elaborado y el universo provee para la vida y el hombre un ambiente maravillosamente armonioso. ¿De dónde viene esta armonía y estas condiciones perfectas para vivir? ¿Acaso, de la evolución? Los fenómenos naturales no tienen inteligencia en sí mismos y la evolución sola no puede dirigirse a un fin. Por tanto, esa explicación no es muy creíble. Hay que suponer una inteligencia más allá de la naturaleza.

“El orden, la proporción y la armonía nos maravillan. Dios es puro orden. Es la fuente de una armonía general. ” (Leibniz)

3.3. El argumento de la naturaleza humana:

3.3.1. ¿Qué es el sentido de la vida? (alegría, búsqueda de satisfacción…)

Cada persona tiene el deseo de encontrar la meta de su vida, el gozo y la alegría. Aunque mucha gente intenta oprimir este deseo, parece que busca satisfacerlo de varias maneras.

3.3.2. La necesidad de relacionarse con otros bajo el sentimiento del amor

El hombre es, por naturaleza, un ser social y no puede encontrar la satisfacción sin abrirse y buscar el amor hacia los demás. Pero siempre se ve limitado: no consigue amar perfectamente. El amor que podemos recibir de un ser humano tiene límites y se acaba cuando lo perdemos. Por tanto, el ansia natural de obtener el amor eterno sólo puede lograrse a través de un ser eterno y perfecto, que, en sí mismo, sea una fuente infinita de amor.

3.3.3. ¿Por qué hay tanta injusticia? ¿Existe la Justicia Final?

Cada ser humano tiene un sentido natural de lo justo y el deseo de que se ponga en práctica la equidad. Hasta una persona muy egocéntrica tiene, por lo menos, el deseo de que ella misma sea tratada justamente. En este mundo, siempre ha habido injusticia y, no sería real pensar que esta situación va a cambiar completamente. Además, los seres humanos no nos conformamos con la justicia parcial, por la cual suelen luchar varios políticos, humanistas y personas religiosas. La justicia perfecta y universal que deseamos no se puede encontrar en este mundo. Así pues, ¿el ansia por la justicia no representa más que una característica humana sin sentido o es una indicación hacia un ser transcendente, capaz de ofrecer la justicia eterna?

3.3.4. Si la vida no es más que una lucha cruel por la sobrevivencia, ¿de dónde vienen ciertos valores como el amor por la belleza y la armonía?

El hombre siente un deseo natural por la belleza, que refleja la perfección y lo ideal. Algo es bonito si se acerca a lo ideal o a la perfección de sí mismo. El ritmo de proporciones, líneas, colores y sonidos no suele tener un valor material o biológico. Aunque sí puede ser conectado, las razones por las que amamos lo bonito son otras. Nos gusta ver cosas hermosas, porque nos llevan más cerca de la belleza infinita que ansiamos. Nos gusta contemplar el mar agitado, los montes altos porque nos recuerdan la grandeza, la infinidad y la majestuosidad. De este modo, el poder encantador de la belleza nos lleva a una fuente infinita de la perfección que puede satisfacer nuestro deseo por ella.

3.3.5. ¿Por qué existe la moralidad y la conciencia?

Aunque algunas personas no son conscientes o no aceptan conscientemente la realidad de una ley moral universal, la mayoría sí están de acuerdo sobre algunos principios morales básicos necesarios tanto para la vida individual como colectiva. La cuestión es: ¿de dónde vienen estos principios? ¿Acaso no son más que unas convenciones sociales, el producto de la evolución histórica? Si fuera así, esa ley moral no nos influiría tanto, no nos produciría estos remordimientos que suelen hacer que nos sometamos a una ley superior y perfecta, capaz de juzgarnos personalmente.

3.3.6. ¿De dónde proviene el libre albedrío?

Una de las características más importantes y preciosas del ser humano es el libre albedrío, que no ocurre ni en el mundo material ni en el mundo animal. Por tanto, no es posible que haya surgido de allí, sino que su origen tiene que ser otro. Las características personales no pueden provenir de algo impersonal, sino que el creador de la inteligencia y del libre albedrío ha de poseerlas y ser capaz de transmitirlas a los demás.

3.3.7. ¿Por qué hay en el hombre la añoranza básica por lo infinito y la perfección?

Si bien el hombre es consciente de sus límites (en cuanto a tiempo, fuerzas, conocimiento, etc.), en todas sus actividades se esfuerza por superarlos ya que sigue la idea de lo perfecto y lo absoluto. La actividad espiritual y la orientación y motivación intelectuales van más allá de este mundo finito y pasajero y aspiran a lo infinito. Esta capacidad y orientación natural humana ha de tener su objeto por encima de la percepción sensorial de la realidad. De lo contrario, esta añoranza por lo infinito no tendría base. Si la perfección y lo infinito no existieran, ¿cómo podría el hombre darse cuenta de sus límites y su imperfección?

3.3.8. ¿Por qué vivimos si un día moriremos?

La añoranza por la inmortalidad es un tema tan viejo como, por lo menos, la civilización humana. La creencia en una vida después de la muerte está tan fuertemente arraigada a la naturaleza humana que podemos considerar que tiene una base real.

3.3.9. ¿La fe de tanta gente en un ser supremo puede no tener base alguna?

La idea de la existencia de una autoridad superior (es decir, la religiosidad) ha acompañado a la humanidad durante milenios, desde las edades más antiguas hasta nuestros días. La fe en Dios no podría ser desaprobada ni abolida ni siquiera por varios cambios y movimientos radicales sociales, culturales e ideológicos. ¿Cómo ha sido posible que una suposición absolutamente irreal sobreviviera en medio de tantos cambios?

3.3.10. ¿Qué opinan los científicos sobre el espíritu humano? ¿Es acaso un mero producto de la evolución de la materia?

Varios científicos materialistas intentan explicar los procesos espirituales y mentales, por ejemplo la conciencia, como el resultado de unas reacciones bioquímicas. Se llaman reduccionistas, porque reducen la realidad a un nivel de procesos materiales. Pero hay muchos otros científicos que no pertenecen a esta categoría, que son conscientes de los límites de la ciencia y hablan del “milagro y misterio del ego humano con los valores espirituales, la creatividad y la singularidad de cada uno de nosotros”, como John C. Eccles, ganador del Premio Nobel de la neurociencia.

4. VALIDEZ Y FINALIDAD DE LOS ARGUMENTOS SOBRE LA EXISTENCIA DE DIOS

¿Si la existencia de Dios es un tema de fe, entonces, por qué nos ocupamos de tales argumentos?
¿Qué peso tienen estas pruebas?

No afirmamos que la existencia de Dios se pueda probar ni demostrar matemáticamente, pero sí creemos que “la luz natural de la razón humana puede reconocerla con certeza a través de las cosas creadas”.

¿Qué es la finalidad de los argumentos?

No hemos de basar nuestra fe en el conocimiento científico o metafísico, sino que simplemente tenemos que usar nuestra mente y nuestro potencial intelectual para buscar respuestas acerca de la existencia y ser de nuestro Creador. Tenemos que usar explicaciones racionales para entender que nuestra fe en Dios se contradice con el planteamiento científico y filosófico acerca de la misma realidad.

5. COMENTARIOS FINALES

Hemos mencionado algunos ejemplos para mostrar que la cuestión de la existencia de Dios no se puede reprimir tan fácilmente y que la idea de Su existencia no está en contradicción con la mente humana, sino que encaja muy bien con nuestras reflexiones, nuestra naturaleza y con lo que vemos a nuestro alrededor. No obstante, en la mayoría de los casos el principal obstáculo para aceptar a Dios no es la falta de argumentos, sino el temor humano de enfrentarse con sus consecuencias. Esto no debería ser así, porque si alguien acepta a Dios, debería saber que se trata de un Dios de amor y bondad, de quien viene todo lo bueno. Por tanto, el que busca la verdad no debe tener miedo, sino confianza en que Dios haya preparado el camino mejor para él y que sólo en Él pueda encontrar la satisfacción.

“En lo profundo de cada alma humana hay un hueco con forma de Dios.” (Pascal)

“Pequeñas raciones de filosofía llevan al ateísmo, pero las raciones más grandes nos hacen volver a Dios.” (Francis Bacon)

“Hay poca gente tan testaruda que, en el momento de experimentar peligro, no va a reconocer el poder divino.” (Platón)

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